
En la actualidad, los ceramistas de La Encantada han modernizado el proceso artesanal, sin perder su esencia ancestral. “La realización de las piezas de cerámica es un complejo proceso artesanal dividido en 18 fases de producción, dando lugar a toda una cadena productiva que aglutina a mucha gente, normalmente a las propias familias”, explica Antón Flores.
Estas fases se pueden agrupar en cuatro bloques: la preparación, que va desde la recolección de las distintas arcillas utilizadas hasta su amasado final para su transformación; el modelado, que comprende desde el paso por el torno hasta su secado a la sombra. Aquí se eliminan las imperfecciones de la arcilla a través de la técnica del esponjado y luego se pinta el color de fondo de la pieza, puliéndose después con diversas herramientas que consiguen que la superficie quede totalmente lisa y uniforme, “todo esto se hace mientras la pieza se encuentra en lo que llamamos un estado de cuero”, puntualiza el presidente, el cual consiste en un nivel intermedio donde la pieza está húmeda pero con la suficiente dureza como para trabajarla sin que se rompa”.

Además, han adaptado su producción a las exigencias de protección medioambiental; ante el daño causado por la constante tala del algarrobo, cuya leña es la ideal para la cocción de la cerámica, se promueve la compra de leña proveniente de la poda del árbol y no de su tala. Asimismo, se reduce la emisión de gases derivados del ahumado utilizando hornos más sofisticados que utilizan gas para la absorción del humo sobrante.
He aquí mi pequeño homenaje a estos hombres y mujeres en su lucha por no perder sus tradiciones, apostando por vitalizarla y mantenerla como su medio de vida. Si en algún momento pasan por Piura, Perú, deleiten su vista con las artesanías de La Encantada, no se arrepetirán!
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