lunes, 29 de diciembre de 2008

El sufrimiento de unos frente a la felicidad de otros

Vuelvo a darle a la tecla porque sigo sin entender este mundo, y llorar de frustracion hace mucho que dejo de consolarme....

Les escribo desde Santo Domingo, mi querida tierra natal. Incluso con un teclado estadounidense que no se como cambiar para tener mis necesarios signos de puntuacion, acentos y la ene de connnoooo para expresar mi indignacion, no puedo acabar el 2008 sin expresar, aun con faltas de ortografia, mi tristeza.
Vine a pasar las navidades alejada del consumo y cercana a mi familia como hace mucho no hacia por estas fechas... pero ayer me levante con malas noticias, hoy son peores porque el numero de muertos en Gaza ya se eleva a 287 segun leo en el Diario Libre, el periodico dominicano que menos me disgusta.

La ultima vez que vine a mi pais, en Julio de 2007, Israel incursionaba en Libano librando una breve guerra que tambien causo demasiadas bajas civiles en nombre de inentendibles fines....de autodefensa? yo los llamaria mas bien genocidas e invasores, pero ese es el argumento que siempre presentan y que la mal llamada comunidad internacional acepta sin pedir mas explicaciones...

Ahora la excusa vuelve a ser la misma, la defensa de su pueblo frente a los "terroristas" de Hamas, y se ciernen sobre Gaza con un bombardeo que incluso los habituales defensores de Israel no han podido menos que calificarlo de DESPROPORCIONADO.
No se si son lecciones del destino, para que nunca se me olvide seguir atando cabos... pero las dos ultimas veces que visito mi pais para disfrutar de mi familia, de mis sobrinos, al otro lado del mundo muchos ninos mueren injustamente.... veo a mis sobrinos sonreir, jugar, nadar en la abundancia.
Y mi corazon se encoge al pensar en tantos otros que ya nunca podran hacerlo, que si apenas tenian antes con que jugar, ahora simplemente ya no jugaran. No los olvidemos, rompamos estas cuerdas que a tanta gente oprimen, tarde o temprano lo conseguiremos.
Incluyo el link de la noticia al respecto publicada por indymedia

Imagen tomada de:

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Volviendo a la carga

Hace casi cuatro meses que no escribía en el blog. Menuda constancia! dirán... y si, soy así de ciclotímica, qué le voy a hacer. Hay momentos en los que la necesidad de escribir lo que estoy viviendo me inunda y no puedo parar de teclear como una obsesa; y después están momentos como estos últimos cuatro meses, en los que la necesidad de escribir es igual de intensa que mi necesidad de aprehender (que no aprender) lo que vivo desde todos mis sentidos...y eso conlleva escribir menos claro está.


Volví de Perú hace dos meses y me parece que fue hace un año...las imágenes y sensaciones de mis días peruanos se entrecruzan por mi mente mientras miro a mi alrededor.
Y me da por pensar en que aquí está todo el mundo de los pelos con la dichosa crisis económica, y en Perú? como estará afectando la crisis a Doña Clemencia, Doña Blanca, Don Gonzalo... a tanta gente que conocí durante esos tres meses y a quienes no imagino estresados por un tema...que ni les va ni les viene. Claro que les afecta, para eso vivimos en un mundo globalizado, pero al igual que les afectan tantas otras cosas (la falta de cosechas en la época seca, el corte de los caminos afirmados durante la de lluvia, etc.) haciendo de su vida una diaria lucha por la supervivencia familiar.
La esperanza de que los gobiernos central y regional inviertan en ellos es tal vez más lejana con esto de la crisis, pero como nunca dejó de ser una esperanza...tampoco es que pierdan gran cosa.

Desde mi terraza granadina los veo: caminando descalzos por la carretera llevando su ganado (ellas, casi seguro que con su kipe a la espalda para cargar con sus hijos), en el mercado local vendiendo sus cosechas, invitándome a descansar "un ratito" en el banco que suelen tener pegado a la pared de fuera de sus casas...

Los veo y me alegro aún más de realmente volver a hacerlo pronto, regreso a Perú en breves... y lo necesito, mi alma anda un poco perdida entre tanta crisis del consumo, los estreses urbanos y los sentimientos que no encuentran su momento.

jueves, 17 de julio de 2008

Marcelina y los Honguitos


Se llama Marcelina Olivares.
Marcelina vive en el caserío de Shihua, localizado en el distrito de Bambamarca, provincia de Hualgayoc. Aquí me encuentro trabajando para la ong y la conocí en plena inauguración de las aulas, ya conocidas como "honguitos" por su forma arquitectónica, que Ayuda en Acción a través de su socio local en la zona, Proyecto de Desarrollo Integral Andino, PRODIA, está implementando en caseríos tan pobres y sin medios ni recursos como este. Marcelina llora en plena celebración; los chiquillos saltan y corretean en medio de los actos inaugurales, pero ella tan sólo puede acordarse de su hijo, antiguo presidente de la APAFA (asociación de padres de familia).

Su hijo fue tiroteado en plena escuela por el ex cuñado de su actual pareja.

Tras quedar viudo de su primera mujer, con la cual tuvo tres hijos, el hijo de Marcelina se volvió a casar y tuvo dos más. Los celos entre el hijo de Marcelina y el antiguo compañero de su actual mujer provocaban, por lo que me cuenta también el director de la escuelita, contínuas reyertas entre ambas familias, hasta que hace un par de meses la tragedia puso punto final a la historia.

Los cinco nietos de Marcelina vieron yacer a su padre muerto en medio del patio de la escuela. En la inauguración, tan sólo dos de ellos (los nacidos de "la mujer de la discordia") estaban presentes. Los otros tres se quedaron en casa, enfermos con fiebre y vómitos...enfermos de dolor porque su padre no llegó a ver terminadas las aulas en las que tanto trabajó, al igual que toda la comunidad de padres, para que todos sus hijos puedan asistir a clase de forma digna. Para que no acaben como él a tiros, para que el futuro que les espera no esté plagado de balas...


Marcelina llora y me dice "Señorita, el único que se preocupaba por mí, que me acompañaba y me mimaba...".

Llora además porque en la inauguración también están presentes los familiares del asesino de su hijo, y ellos si ríen.

Yo me despido y también lloro un poco, deseando que la rivalidad de los padres no siga también entre sus hijos, quienes todos los días en la escuela se tienen que ver las caras. Espero que los honguitos sean tan acogedores y motivadores como para que también enseñen a olvidar, para que de las clases no sólo salgan educados en lo académico, sino también en la práctica de la convivencia y el perdón. Para que cuando terminen sus estudios se puedan mirar a la cara sin odio, sin sed de venganza...

jueves, 3 de julio de 2008

Cajamarca y su historia




Aprovechando motivos laborales y la hospitalidad de los compañeros de trabajo, me fui a pasar el fin de semana a la capital del departamento. El viernes por la tarde zanjé los asuntos de trabajo y dediqué el sábado y el domingo a hacer turismo por la ciudad y sus alrededores.
Cajamarca es el nombre castellanizado de Caxamarca o Casamarca, pues su etimología andina no está del todo clara para los historiadores: unos dicen que significa región de heladas; otros sugieren que es región de espinas, por la abundancia de vegetación espinosa y de ortigas.
Por lo que voy comprobando ambas hipótesis son viables ya que su clima es seco y soleado por el día, pero las noches son frías y, al estar a bastante altitud, hiela con frecuencia.
Signifique lo que signifique, lo cierto es que ha sido una ciudad de vital importancia en la historia del Perú. Primero como sede de la cultura cajamarquina de donde le viene el nombre, la cual según me cuentan mis anfitriones, era caracterizada por su inteligencia (su nivel de organización política y social era de los más avanzados en una época en la que casi todo eran tribus nómadas, y su cerámica es una de las más finas y apreciadas de la América precolombina) y pacifismo, rasgos que atrajeron enseguida a los Incas y principal causa de su conquista y dominio bajo el reinado de Pachacútec y su etapa expansionista a partir de 1438, que supuso el verdadero comienzo del Imperio Inca, con una sólida idea de estado. De hecho, su líder Cuismanco no fue asesinado por los incas y fue designado gobernador del Cusco por sus excelentes dotes de gestión y organización.

Desde entonces, Cajamarca cobró importancia geoestratégica como enlace principal entre el Cusco y Quito. Casi cien años después, 200 españoles conquistaban la ciudad matando a 3 mil indios en su Plaza de Armas, donde Atahualpa Yupanqui, el último emperador inca, fue atrapado por Francisco Pizarro el 16 de noviembre de 1532 y ejecutado posteriormente el 26 de julio del año siguiente, suponiendo el fin del estado incaico. Cuenta la historia que Atahualpa se encontraba descansando con sus más de 80 mil guerreros en Pultumarca, una zona de Baños termales que hoy todavía existen y son conocidos como los Baños del Inca, tras haber salido victorioso de la guerra civil que lo enfrentó a su hermano Huáscar por la sucesión en el trono, cuando una delegación española enviada por Pizarro le fue a visitar para concertar una cita, en realidad una emboscada. Cuando los vieron aparecer, los españoles temblaron, conscientes de su inferioridad numérica; pero aprovecharon sus armas y sus caballos para someter a los guerreros. Cercano a la plaza de armas, aún se conserva el llamado Cuarto del Rescate, en el que los incas depositaron 5,729.69 kilos de oro fino de 22 quilates y 11,041 kilos de plata pura a cambio de la libertad por su rey. Pero los españoles no tenían más intenciones que acabar con el imperio y de paso arrasar con todas sus riquezas y el inca fue ejecutado un año después, acusado de idolatría, fratricidio, poligamia, usurpación del trono, incesto e incumplimiento del rescate[1]. A partir de entonces, la ciudad quedó bajo dominio español y pocos monumentos de las anteriores culturas quedan en pie, siendo su arquitectura típicamente colonial y sus iglesias tan católicas como hoy en día la mayoría de sus habitantes.


[Mi querida Iberoamérica: cuando te darás cuenta de que todos tus males provienen de esos a quien tanto has rendido y sigues rindiendo culto; cuando te desharás del yugo religioso y colonial, que te oprime y manipula; cuando dejarás de hablar de la “Madre Patria” (llámese España o Portugal) y afrontarás la cruda realidad para darte cuenta que fue ella junto a la omnipresente Iglesia Católica, quiénes te dominaron, saquearon y arrancaron de cuajo tus ancestrales raíces…Porque hoy sigue presente, en forma de empresas multinacionales (que ahora, como antes sus países de origen, sacian su sed de riqueza e industrialización con tu generoso maná de recursos naturales) la una, y de todo tipo de ramificaciones evangélicas, baptistas, pentecostales la otra, ese dominio y sometimiento. Hasta que no te des cuenta, hasta que no luches como lucharon tus antepasados con inteligencia y fuerza, hasta que no asumas tu propio destino, así seguirás, así seguiremos].


Por suerte, en sus alrededores si se pueden encontrar muchos vestigios tanto del reino cajamarquino como del posterior inca, y tuve el privilegio de visitar el Cumbe Mayo (en quechua, rio fino), un impresionante cerro donde los incas construyeron un acueducto, auténtica obra de ingeniería hidráulica, a base de aprovechar la propia roca volcánica, tallándola a lo largo de 9 kilómetros para canalizar el agua proveniente de la cima hacia la ciudad. Si la piedra se descontinuaba, ellos traían grandes bloques y lo adecuaban al terreno, construyendo recodos que suavizaban los cursos y redireccionaban el agua en función del caudal existente. Petroglifos cajamarquinos e incaicos abundan a lo largo del canal, con motivos que según el guía eran símbolos alrededor del cual danzaban y agradecían a Viracocha, su dios creador (para los incas el hombre surgió de las aguas del lago Titicaca) y a Inti, el dios Sol. El canal está inmerso en un extenso bosque de piedras de roca volcánica, hoy día denominado “Bosque de los Frailones”, ya que la erosión causada por el viento, el sol y el agua, les ha dado caprichosas formas conformando lo que parece una catedral a la que una virgen y un conjunto de monjes se acercan en peregrinación.


Algunas de ellas se cree también fueron talladas, pues sus formas parecen grandes hombres de quijada prominente (recuerdan a los Moáis de la Isla de Pascua) y otras se asemejan a enormes falos o vaginas, tal vez como tributo a la diosa de la fertilidad. Las fotos que cuelgo dan buena fe de ello. Historia o leyenda, lo cierto es que la zona alberga una energía latente que aún hoy, mientras paseaba y tomaba fotos, pude (o quise) sentir. Energía de un pasado que sigue recordándonos la grandeza de un imperio desarrollado como pocos, guerreros y violentos con sus congéneres, pero respetuosos con la Pacha mama como pocos.

[1] www.atlascajamarca.info

miércoles, 18 de junio de 2008

Y me voy...y llegué!

Y llegó la hora. Lo que llevaba deseando casi dos años por fin empieza a cristalizarse y el vértigo que siento en el estómago me lo confirma. Racionalmente parecía tenerlo asumido pero emocionalmente no ha sido hasta ayer noche, al despedirme de mis amigos y familiares, cuando mi corazón cayó en la cuenta de que nos vamos, él y yo, por un tiempo indeterminado de nuestro mundo conocido...
El avión se me hace eterno como nunca, no porque sean doce horas de vuelo que las líneas aéreas se encargan de hacértelas cada vez más insoportables (BOICOT A AIR COMET...son unos miserables e inhumanos, pero no voy a calentarme escribiendo más sobre esto), más bien porque no veo la hora de llegar no a Lima, parada técnica, sino a Bambamarca, mi perdido destino en un cerro de los Andes.

Pero merece la pena, desde luego que sí.

Desde el momento en que el avioncito que nos traslada de Lima a Cajamarca, capital del departamento del mismo nombre en la Sierra Norte del Perú, sube por encima de las nubes y unos Andes majestuosos me dan la bienvenida, merece la pena. El vértigo vuelve a mi estómago pero sigue de largo y sube hasta mis ojos, lágrimas de felicidad viendo la hermosa naturaleza que me acompaña durante la hora y media de vuelo. No puedo creer que esté sobrevolando la cadena montañosa más larga del mundo. Paso al lado de la cordillera de Huarás, con sus nevados de más de 6 mil metros de altura, y mi índice no para de apretar el disparador de mi recién estrenado tesoro: una Nikon D40 que será mi testigo de excepción. No veo mejor manera de inaugurarla y a cada minuto que pasa, cambia el encuadre, cada montaña es un mundo...y yo no paro de fotografiar....(más fotos de los Andes en mi espacio facebook.com)

En el aeropuerto casi de juguete me espera Julián, el chófer de PRODÍA, la ONG donde trabajaré el primer mes. Viene con su mujer ya que son 3 horas largas de camioneta hasta Bambamarca y, si bien son gente callada y tranquila, me preguntan sobre el viaje, sobre España. Pocas veces en mi vida me pasa que alguien poco conversador se haga el conversador conmigo y yo no corresponda con una buena parrafada...quien me conoce dará buena fe; pero supongo que el cambio de horario y los traqueteos de buena parte del camino, empiezan a hacer mella en mí y voy cayendo en un mutismo convertido en letargo que ni los ya acentuados hoyos consiguen despejar.

Llegamos a eso de las 8pm (3 am hora española), ya es de noche y no puedo apreciar muy bien el pueblo, y enseguida se presenta ante mí el señor Waldemar, administrador de la ong, para enseñarme mi cuarto: una habitación sencilla con baño, amplia, con mesa, tele y cómoda para mis cosas, que será mi refugio durante mi mes de estadía aquí. Me presenta a dos de las compañeras, técnicos de salud, que no dudan un instante en sacarme a pasear por la ciudad y acabamos bebiendo unas "chelas" (cervezas) con otros compañeros que nos hemos encontrado por el camino. No las tomamos en el bar, sino en una tiendecita multiusos (en República Dominicana se llaman colmados; en España ultramarinos, aunque no es exactamente lo mismo) donde todos me dan una cálida bienvenida que me hace olvidar el jetlag...

Por fin estoy aquí, brindan a mi salud para que tenga una feliz estancia y yo de la emoción casi rompo a llorar ahí en medio.

Ellos no tienen ni idea de lo que para mi significa, como tampoco muchos en España la tienen...porque sólo mi corazón y yo sabemos cuanto tiempo nos quedaremos por aquí. Porque no serán tres meses si todo va bien...porque no es una experiencia puntual, sino una opción de vida, mi desvío particular en el camino a ciegas que voy descubriendo mientras respiro y espero no tener nunca que dar marcha atrás.

Porque ahora sí, oficialmente, estoy atando cabos y rompiendo cuerdas.

lunes, 21 de abril de 2008

Argelia - Valle del M'zab

Llegamos al caer el sol a Ghardaia, donde nos esperaban Marta, Sarah y su padre, Nacceur, estos dos últimos, los auténticos anfitriones e ideólogos del viaje: argelinos deseosos de romper prejuicios y de mostrar la belleza de un país y la hospitalidad de sus gentes. Ghardaia, ciudad principal de los 5 pueblos que forman el Valle del M’zab, constituye la entrada al Sahara argelino, además de ser, como todo el valle, el último reducto de la comunidad Mozabita: una corriente del Islam bastante ortodoxa donde las mujeres van completamente vestidas de blanco y solo ensañan su cara las solteras, o un solo ojo aquellas casadas.
Tras descansar por la noche en un hotelito de bajo presupuesto pero limpio al menos (del de Argel no diría lo mismo…), aprovechamos la jornada siguiente para visitar El-Atteuf y Beni Isguen, otros dos de los pueblos mozabitas, siendo el primero de ellos el más antiguo y el segundo el principal centro religioso de los 5. En ambos, es obligatoria la compañía de un guía local para recorrer el pueblo, en cuyo interior está prohibido totalmente fumar o fotografiar a los lugareños (especialmente a las mujeres) o llevar ropas escotadas. El Islam en estado puro se mezcla perfectamente con la amabilidad de sus gentes para con los turistas, eliminando así el halo fanático e intolerante que muchas veces se generaliza a todos los musulmanes. A la entrada de cada uno de ellos, un cartel reza: “Siéntase como en su casa, mientras respete que es la nuestra”. Gente muy amable, encantados de que uno venga a conocer un poquito de su mundo, mientras aceptes las diferencias culturales aunque no las entiendas o compartas. El sencillo hecho de cubrirte el pelo con el velo e intentar enseñar lo menos posible de tu cuerpo junto a un “Salam Aleikum” a su debido tiempo, enseguida hace brotar una leve sonrisa (cerrada eso sí) y suaviza cualquier tipo de mirada incómoda. Teniendo esto en cuenta, los mozabitas (hombres me refiero, porque las mujeres no están en los cafés, pasan cual susurro sin levantar la mirada del suelo por las calles…) en especial Bakir, nuestro guía de Beni Isguen, fueron perfectos anfitriones a la vez que historiadores de su valle. Al caer la tarde, tras recorrer casas típicas, la mezquita de Sidi Ibrahim (que sirvió de inspiración a Le Corbusier), el cementerio, donde cada familia reconoce a sus muertos no por una lápida sino por un simple objeto personal del difunto, y el mercado local, Bakir nos llevó al oasis, el mejor de la zona, para tomar el té bajo el frescor de las palmeras en un lugar donde se reunían los hombres jóvenes del lugar.
Un lugar de ensueño para jóvenes que otra cosa más que soñar no pueden hacer. La mayoría tiene estudios: licenciados, ingenieros… y de todos ellos, sólo dos tenían la suerte de trabajar como taxistas. Todos amables, sonrientes, con una mirada que derrochaba curiosidad y ganas de saber cada vez que ven a un foráneo que les cuenta lo buena que puede llegar a ser la vida en otros sitios… intento romper mitos, intento decirles que occidente no es la panacea y que también hay mucha gente que lo pasa mal; que el manto de la desigualdad también afecta al interior del círculo, a los del centro también les llega la injusticia o simplemente les pasa factura el vivir en una “sociedad desarrollada”. En Occidente no hay tiempo para el té del atardecer en el oasis. En Occidente ni hay tiempo, ni hay oasis, ni siquiera nos quedan ya lindos atardeceres que divisar tras el smoke. Pero les entiendo. Entiendo su desesperanza cada vez que miro a mi alrededor; entiendo que sus padres y sus abuelos soñaran alguna vez en ese mismo oasis junto a un té que el sufrimiento provocado por las dos guerras que han golpeado al país en los últimos 50 años se vería compensado con EL CAMBIO. Primero un cambio que se llamó independencia, tan sangriento, tan doloroso pero que al final dejó una dulce y temporal sensación a los argelinos de ser a partir de entonces dueños de su propio futuro. Pero no. No ha sido así, y 30 años después las entrañas de Argelia volvieron a retorcerse cuando unos pocos encontraron en la laicidad de Argelia el origen de sus males: un puñado de locos tomaron las armas, el cuchillo y lo que hiciera falta para imponer nuevamente la ley coránica que les llevaría de nuevo al camino de la salvación, del que tanto los había alejado un gobierno militar de corte socialista en clara connivencia con la élite ostentosa y perdida.

sábado, 19 de abril de 2008

Argelia Intro

14 días. Suena a mucho para unas vacaciones pero sabe a bien poco cuando se trata de conocer, compartir y disfrutar de un país distinto, de sus gentes y costumbres.
Llegamos a Argel procedentes de Barcelona a las 11 de la noche. Mala hora para empezar el descubrimiento de un país árabe a fuerza de imposición y musulmán de todo corazón. Adentrarse en Argelia, país en alerta terrorista y no recomendable para turistas según nuestros cautos y protectores gobiernos occidentales, ha sido un reto maravilloso lleno de sensaciones.
El primer día, aprovechamos para conocer Tipaza, ciudad a 70 km de Argel en dirección Oeste por la costa, que cuenta con el 2º conjunto de ruinas romanas más importantes del país.
Tierra de nómadas beréberes desde sus orígenes, Argelia (como casi todo África del Norte, lo que hoy conocemos como el Magreb) ha sido un territorio cíclicamente dominado por grandes imperios. Fenicios, cartagineses, romanos, árabes, otomanos y, hasta hace bien poco, franceses, todos han dejado su huella a lo largo de los siglos. Y Tipaza es un buen ejemplo de la dominación romana, con sus ruinas de la antigua Pólis al completo mirando al Mediterráneo y su posterior “arabización” más al interior: antiguas iglesias convertidas en mezquitas, que se recuperaron y reformaron tras la independencia de Francia.
Me quedé con ganas de adentrarme por la Casbah argelina, verdadero corazón del Islam capitalino, pero tierra de nadie para turistas con muy poco francés y nada de árabe, sin un lugareño que facilite el recorrido…
El lunes a primera hora partimos hace Ghardaia, siguiente destino donde nos encontraríamos con el resto del grupo. No puedo evitar establecer similitudes con todo país del Sur expoliado e impedido por otros pocos del Norte de su desarrollo: la incertidumbre es la constante en una cultura donde ya su propia historia abraza la religión para esperar que las cosas pasen In-Shallah (si Dios-Alá quiere), y si pasan es Hamdurillah (gracias a Dios-Alá), pues mayores garantías resultan imposibles. Si la noche anterior nos personamos en la estación de autobuses para confirmar el horario de salida, una vez llegado el momento anularon nuestro bus y salimos en el siguiente, dos horas más tarde. Porque sí.
Primera tanda de bus de 9 horas, con paradas cada 200 km. El autobús no era el colmo de la comodidad, pero el paisaje que nos acompañó hasta la “Puerta del Desierto” que es Ghardaia lo compensó con creces: desde el Norte verde y mediterráneo, atravesamos las montañas del Parque Natural de Chrea para adentarnos en el árido intenso del desierto, salpicado el camino de pueblos silenciosos y algún lago salado; y los siempre presentes controles militares y policiales que siembran todas las carreteras, entradas y salidas como una parte más del paisaje. Si hay tanta seguridad desplegada es por dos motivos: primero, porque muchos jóvenes licenciados, ingenieros o doctores en paro ven en los cuerpos de seguridad del estado un salario estable que les permite sobrevivir; segundo, porque tras los atentados terroristas de los dos últimos años, el actual presidente Abdelaziz Bouteflika no duda en emplear mano dura con los integristas (sean locales, o regionales de Al Qaeda) para intentar asegurar el enorme beneficio económico que el turismo supone para el país. Argelia intenta atraer de nuevo a los turistas tras más de una década de violencia (no sólo la integrista islamista, sino también la militar del FLN) que no ha dejado a sus ciudadanos levantar cabeza.